Es, sin lugar a dudas, una de las plantas suculentas más populares. Y no es para menos. Además de ser sumamente hermosa y de presentar un buen número de variedades, los cuidados de la Echeveria hacen de ella una planta ideal para iniciarse en el cultivo de estas plantas. Al margen de la facilidad de su cultivo, no nos engañemos: por su forma, la Echeveria es la candidata perfecta para poner un toque natural en cualquier decoración pero, también, para darle un aire diferente a cualquier jardín. Lo tiene todo, salta a la vista.
Perteneciente a la familia Crassilaceae, la Echeveria es originaria de México. Una zona en la que crece de forma habitual en estado salvaje y llega a alcanzar unas dimensiones absolutamente espectaculares. Al margen de los distintos tipos de Echeveria que existen, que no son pocos; estas plantas crasas y suculentas cuentan con algunas características que las definen: hojas carnosas, aplanadas y dispuestas en forma de roseta. Una forma sumamente singular que hace que, de forma popular, se la denomine rosa de alabastro aún siendo un término que se aplica, fundamentalmente, a la Echeveria Elegans.
¿Pero qué la hace tan irresistible? La pregunta es sencilla de contestar. Además de su increíble belleza en un enorme abanico de tonos, los cuidados de la Echeveria son tan sencillos que resulta imposible no querer incluirla entre nuestras plantas.
- 7 CUIDADOS DE LA ECHEVERIA FUNDAMENTALES EN SU CULTIVO
- 1. Mucha luz, clave en los cuidados de la Echeveria
- 2. Suelo suelto y aireado, esencial
- 3. Temperaturas cálidas y resistencia al frío, algo sorprendente
- 4. Riego ligero y solo cuando el sustrato esté seco, vital en los cuidados de la Echeveria
- 5. Abonado en meses de crecimiento, una ayuda para que nuestra planta crezca
- 6. Multiplicación y trasplante, dos cuidados de la Echeveria a conocer
- 7. Plagas, enemigos a tener a raya
7 CUIDADOS DE LA ECHEVERIA FUNDAMENTALES EN SU CULTIVO
Empecemos sabiendo que, por sus orígenes y características, la Echeveria es una planta rústica. Un término que, ya de por sí, nos da una pista solvente sobre sus necesidades. Es tal su versatilidad que, si bien son plantas perfectas para exteriores en los que el invierno no sea muy duro, también pueden cultivarse como parte de nuestras plantas de interior. Un detalle que nos da una idea de hasta qué punto es una planta capaz de adecuarse a casi cualquier escenario de cultivo.
Si bien su crecimiento es lento, si optamos por incluirla entre nuestras plantas del jardín no nos arrepentiremos. La Echeveria es una candidata ideal tanto si nos planteamos cómo hacer una rocalla para el jardín como si tenemos en mente cómo hacer un jardín mediterráneo. En ambos casos, desplegará su colorido y textura sin prisa pero sin pausa hasta crear un manto natural sumamente hermoso. Y sí: aunque es capaz de crecer sobre roca, también admite a la perfección el cultivo en maceta.
¿Ya te has enamorado? Pues veamos los cuidados de la Echeveria para optar, sí o sí, por disfrutar de ella cerca.
1. Mucha luz, clave en los cuidados de la Echeveria
Recordemos que procede de dónde procede. Algo que ya nos da buena idea de sus necesidades de luz. Sin embargo, cuidado: la Echeveria necesita muchísima luminosidad y agradece algo de sol directo, pero con reservas. Si vivimos en un clima cálido o si se da un verano marcado por las altas temperaturas, tendremos que procurar ponerla a salvo del sol directo. No solo podría quemar sus hojas sino que, incluso, cabe la posibilidad de que se deformen.
Si la tenemos en maceta dentro de casa, tendremos que buscarle un espacio con una buena dosis de luz diaria.
2. Suelo suelto y aireado, esencial
De acuerdo: la Echeveria es capaz incluso de crecer sin prácticamente sustrato. Pero no nos engañemos: si la cultivamos en maceta o en macetero, es un detalle que tendremos que mimar y mucho. Buena parte del éxito de su cultivo dependerá, precisamente, de que este suelo ayude a drenar y mantener frescas las raíces de nuestra planta.
Intimamente ligado con el tipo de sustrato, hay que tener en cuenta otra consideración. Dado que la Echeveria, como las demás suculentas, no tolera ni el exceso de humedad ni el agua en depósito, al suelo tenemos que sumarle saber cuáles son las mejores macetas para suculentas. Solo la suma de ambos aspectos velará por la buena evacuación del agua.
3. Temperaturas cálidas y resistencia al frío, algo sorprendente
Por su procedencia, la Echeveria es una planta amante de temperaturas cálidas y, además, soporta sin demasiados problemas el exceso de calor. Sin embargo, no hay que perder de vista que a partir de 35 grados se resiente por lo que, de estar plantada en sol directo, es recomendable tenerla controlada.
En lo que respecta al frío, lo tolera pero veamos esto en detalle. A partir de cuatro grados, detiene por completo su crecimiento. Si está expuesta a heladas ocasionales y ligeras, no tiene por qué resentirse. Sin embargo, si vivimos en un clima de inviernos fríos o sufrimos heladas persistentes, es más que recomendable ponerla a salvo.
4. Riego ligero y solo cuando el sustrato esté seco, vital en los cuidados de la Echeveria
No nos cansaremos de decirlo: saber cómo regar suculentas correctamente es fundamental para su bienestar. Hablamos de unas plantas que, por su evolución a lo largo de los siglos, están preparadas para vivir en situaciones de sequía almacenando agua en sus hojas. Por ello, un exceso de agua o de humedad puede ser nefasto para su desarrollo.
Para evitarnos disgustos, es preferible que nuestra planta pase un poquito de sed. El mejor indicativo para saber cuándo es momento de regar es comprobando que el sustrato está completamente seco. A modo de guía, la pauta de riego variará mucho según la época del año. Mientras en primavera basta con un riego semanal, en verano es probable que tengamos que incrementarlo a dos. Con la llegada del otoño, volveremos a decrecer la pauta de riego hasta que sea de un riego cada tres semanas en invierno.
5. Abonado en meses de crecimiento, una ayuda para que nuestra planta crezca
Los meses de primavera y verano son los de máximo desarrollo de la Echeveria. Un periodo en el que, además de despertar del letargo invernal, nuestra planta retomará su crecimiento pero, también, su floración. No es su principal atractivo pero sí una fuente de desgaste natural.
Para ayudarla tanto a crecer como a estar fuerte, es recomendable aplicar una pauta de abono específico para cactus y crasas entre 20 días y un mes durante los meses de primavera y verano.
6. Multiplicación y trasplante, dos cuidados de la Echeveria a conocer
Agrupar estos dos cuidados de la Echeveria en uno no es casualidad. Y es que, en muchas ocasiones, tenemos que realizar ambas tareas a la vez.
El momento de trasplante de la Echeveria es en meses de primavera, y siempre que observemos que la maceta en la que está se le ha quedado pequeña. Algo que, en muchas ocasiones, sucede por la proliferación de hijuelos: plantas pequeñas, réplicas de su madre, que crecer alrededor de su base.
Ante este escenario, tenemos dos opciones. Por un lado y sabiendo cómo propagar suculentas, podemos separar las nuevas plantas de la madre para tener otros ejemplares. La segunda alternativa es, simplemente, trasplantar madre e hijuelos a una maceta de mayores dimensiones.
7. Plagas, enemigos a tener a raya
Si bien no es una planta atractiva para muchos insectos, sí puede ser objeto de invasiones de cochinilla algodonosa. Un insecto que ve con muy buenos ojos las hojas carnosas de la Echeveria y que debemos tratar tan pronto detectemos por el bien de nuestra planta. Más allá de mirar en detalle en el envés de sus hojas, hay un truco infalible para detectarlas: si vemos melazas y hormigas alrededor, será un síntoma de que tenemos visitantes indeseados en nuestra planta. La solución: atajar su presencia lo antes posible con un insecticida específico para ellas.
Fuente: https://verdecora.es/blog/echeveria-una-planta-suculenta-por-descubrir
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