El Congreso ha dado luz verde a que las mascotas dejen de ser considerados bienes y recibirán la categoría de "seres vivos dotados de sensibilidad".
El Congreso dio luz verde el pasado martes a la nueva ley de protección animal. Entre algunos de sus aspectos más relevantes, recoge que las mascotas legalmente dejarán de ser bienes muebles o cosas y pasarán a ser "seres sintientes".
Esto supone que en casos de divorcio, los animales tendrán los mismos derechos que las personas, por tanto, el juez deberá decidir sobre la custodia, como si se tratara de un hijo. Cuando una pareja decida romper el compromiso, se deberá determinar cuál es el hogar más conveniente para la mascota familiar.
Por ello, se pondrán en marcha los mismos mecanismos que con los divorcios con hijos, es decir, custodias, régimen de visitas y manutención.
La Comisión de Justicia del Congreso ha aprobado la Proposición de Ley de modificación del Código Civil, Ley Hipotecaria y Ley de Enjuiciamiento Civil sobre el régimen jurídico de los animales. Por ahora, está a la espera de tramitación en el Senado.
El maltrato a los animales se consideraría violencia vicaria
La reforma ha sido aprobada gracias a una enmienda del PNV, que manifestaba que los integrantes de parejas que amenazaran o maltrataran a sus mascotas serían excluidos del régimen de custodia, al igual que sucede con los hijos. Esto incluye a los animales en los casos de violencia vicaria, siempre que se les maltratara para hacer daño a la pareja.
Entre otros detalles relevantes, esta modificación tratará de responder a cuestiones jurídicas como el régimen de custodia de los animales de compañía en procesos de divorcio o separación en base a lo que la justicia estime mejor para el animal. Además, permite a la justicia declarar a los animales como "inembargables" en procesos de embargo o desahucio e impide que se extienda la hipoteca a los animales destinados en una finca dedicada a la explotación ganadera, industrial o de recreo.
Por otra parte, esta propuesta exige que el propietario ejerza sus derechos sobre el animal y sus deberes de cuidado, garantizando su bienestar "conforme a las características de cada especie". Asimismo, solicita que "los gastos destinados a la curación y al cuidado de un animal herido o abandonado por un tercero son recuperables por quien los haya pagado en la medida en que hayan sido proporcionados y aun cuando hayan sido superiores al valor del animal".
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